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Esta mañana, tras volver de Piedrabuena, he hecho una parada nada más llegar al Puente de Alarcos para contemplar el extraordinario estado que muestra el río Guadiana a su paso por allí.

De siempre había oído contar a mis padres y mis abuelos la cantidad de agua que tenía siempre el río por aquella zona y como la disfrutaban para incluso bañarse, en aquellos lejanos años de mediados del siglo pasado. En mi caso, la imagen que siempre había tenido de él es la de un río en la que costaba mucho ver el agua entre los largos juncos y la escasez de caudal.

Cierto es que hubo otros periodos lluviosos pero yo no había visto el río de esta manera. Sin lugar a dudas, para mí me ha resultado impactante y extraordinariamente increíble poder encontrármelo de esta manera esta misma mañana.

Os pongo un pequeño montaje de dos minutos del video que he grabado con mi teléfono móvil.